Les recuerdo que aun nos encontramos apoyando a los que menos tienen llevando despensa, ropa, medicina, etc. que tengan y se encuentren en buen estado para donarlos a Cáritas. esta semana aun pueden llevar lo que gusten y se encuentre dentro de sus posibilidades.
Para la primera sesión de la semana, se presentarán ante el grupo y ENTREGARÁN PROYECTOS solicitados el sábado 3 de septiembre mediante éste blog. Los juegos pueden ser individuales o en equipos, pero recuerda ser creativo ya que los compartiremos con los pequeños de preescolar en la semana de Madre Lolita.
Para la segunda sesión de la semana les pido por favor llevar impresa la siguiente lectura titulada "Dios se comunica con el hombre" (puede ser en hojas de reciclado y disminuir el tamaño de letra si los crees necesario)
DIOS SE COMUNICA CON EL HOMBRE
Por: Lucrecia Rego de Planas | Fuente: Centro de Actualización Pedagógica
Por: Lucrecia Rego de Planas | Fuente: Centro de Actualización Pedagógica
Dios quiere comunicarse con el hombre
Desde el principio de la creación, Dios quiso estar en contacto estrecho con el hombre. Él había creado todo para el hombre, para compartir con él su infinito amor por toda la eternidad.
Antes del pecado original, la comunicación era perfecta. El hombre convivía con Dios y hablaba cara a cara con Él. Dios podía manifestarle directamente su amor y sus planes de felicidad eterna.
No se necesitaba nada para la comunicación. Bastaban los cinco sentidos y la inteligencia del hombre para que él y Dios se entendieran a la perfección.
La comunicación se rompe
Con el pecado original, el hombre se apartó de Dios. Al desobedecer a Dios, al querer ser igual a Dios, el hombre rompió los cables, se desconectó de la red y dejó de contemplar a Dios cara a cara.
A partir de ese momento todo le pareció confuso. Sus cinco sentidos y su inteligencia seguían funcionando, pero las imágenes llegaban distorsionadas por el pecado. Al contemplar la creación, podía adivinar la presencia de Dios, pero se volvió incapaz de conocer sus planes y su amor infinito.
Sin embargo, no todo estaba perdido. Dios quería seguir en comunicación con el hombre. Dios seguía amando al hombre y le dolía verlo desorientado, con un montón de dudas que era incapaz de resolver con su sola inteligencia. Dios contempló al hombre que, herido por el pecado, ya no sabía cuál era el sentido de la vida, de la muerte, del dolor. Dios contempló al hombre que se alejaba cada vez más de Él, buscando, por caminos erróneos, la felicidad infinita que deseaba y añoraba.
Ante esta situación, Dios se preguntó: ¿Cómo comunicar al hombre todas las respuestas a sus interrogantes? ¿Cómo decirle que lo sigue amando? ¿Cómo decirle que quiere tenerlo eternamente junto a Él? ¿Cómo manifestarle el camino que debe seguir para saciar esa sed de felicidad y vida eterna que el hombre tiene en su interior?
Dios quiso que el hombre fuera capaz de conocerle de nuevo, de amarle y de responderle. Entonces ideó un plan de salvación para que el hombre pudiera captar y entender su mensaje de amor.
El plan de salvación
La tarea de Dios no era nada fácil. Él mismo había dotado al hombre de libertad para que éste libremente lo amara. Y el hombre no mostraba ningún interés de volverse a “conectar a la red”, no abría el canal de comunicación, pues su “equipo receptor” estaba seriamente dañado por el pecado.
Él quería transmitir al hombre un gran mensaje, pero el hombre no estaba preparado para recibirlo en su totalidad. Entonces, Dios eligió un sistema pedagógico para poder comunicarse con el hombre. Lo haría poco a poco, en etapas, para que el hombre pudiera entenderlo.
Las etapas de la Revelación
Después de la Creación, en donde la comunicación era perfecta, y después del pecado, que la rompió por completo, Dios se empezó a comunicar con el hombre de forma gradual, mediante obras y palabras.
La primera etapa de la Revelación la encontramos en la alianza con Noé.
Cuenta la Biblia que de todo el género humano, el único justo y bueno era Noé. Era el único que quería estar en comunicación con Dios y, por tanto, el único con el que Dios podía establecer comunicación. A Noé, Dios le manifestó su amor por todos los hombres sin distinción de razas o naciones.
La segunda etapa la encontramos en Abraham, a quien Dios le prometió que sería padre de una gran multitud de naciones. Abraham no llegó a comprender en su totalidad la trescendencia del mensaje, pero le respondió a Dios con confianza y siguió fielmente las indicaciones que Él le dio. Abraham no comprendió todo, pero su historia y el mensaje que Dios le dio se quedaron escritos, y así, posteriormente la Iglesia pudo interpretarlo y entenderlo.
La tercera etapa se encuentra en la elección del pueblo de Israel. Dios lo salvó de la esclavitud en Egipto, hizo con él la alianza en el Sinaí, le entregó sus leyes y se manifestó como el único Dios verdadero, Padre providente y bueno.
A lo largo de la historia de Israel, Dios eligió a los profetas para transmitir su mensaje a los hombres y prepararlos para la plenitud de la Revelación. Los profetas ya hablaron de una redención radical, de una salvación universal.
La última etapa de la Revelación es la venida de Jesucristo a la tierra. La plenitud de los tiempos había llegado, es decir, el hombre ya estaba preparado, ya tenía el necesario para recibir el mensaje de Dios. Dios mismo se hizo hombre para hablarnos directamente y nos reveló todo lo que tenía que decirnos.
La Revelación quedó totalmente dicha con la vida, muerte y resurrección de Jesucristo. El plan de Dios para el hombre quedó completamente revelado, pero no explicado en su totalidad.
Dios no podía explicar todo, pues el hombre aún no estaba preparado para entenderlo, pero con la Revelación nos ha dejado los principios que se van interpretando y aplicando a las nuevas necesidades y a los nuevos interrogantes que surgen en el hombre en el transcurso de la historia.
Desde el principio de la creación, Dios quiso estar en contacto estrecho con el hombre. Él había creado todo para el hombre, para compartir con él su infinito amor por toda la eternidad.
Antes del pecado original, la comunicación era perfecta. El hombre convivía con Dios y hablaba cara a cara con Él. Dios podía manifestarle directamente su amor y sus planes de felicidad eterna.
No se necesitaba nada para la comunicación. Bastaban los cinco sentidos y la inteligencia del hombre para que él y Dios se entendieran a la perfección.
La comunicación se rompe
Con el pecado original, el hombre se apartó de Dios. Al desobedecer a Dios, al querer ser igual a Dios, el hombre rompió los cables, se desconectó de la red y dejó de contemplar a Dios cara a cara.
A partir de ese momento todo le pareció confuso. Sus cinco sentidos y su inteligencia seguían funcionando, pero las imágenes llegaban distorsionadas por el pecado. Al contemplar la creación, podía adivinar la presencia de Dios, pero se volvió incapaz de conocer sus planes y su amor infinito.
Sin embargo, no todo estaba perdido. Dios quería seguir en comunicación con el hombre. Dios seguía amando al hombre y le dolía verlo desorientado, con un montón de dudas que era incapaz de resolver con su sola inteligencia. Dios contempló al hombre que, herido por el pecado, ya no sabía cuál era el sentido de la vida, de la muerte, del dolor. Dios contempló al hombre que se alejaba cada vez más de Él, buscando, por caminos erróneos, la felicidad infinita que deseaba y añoraba.
Ante esta situación, Dios se preguntó: ¿Cómo comunicar al hombre todas las respuestas a sus interrogantes? ¿Cómo decirle que lo sigue amando? ¿Cómo decirle que quiere tenerlo eternamente junto a Él? ¿Cómo manifestarle el camino que debe seguir para saciar esa sed de felicidad y vida eterna que el hombre tiene en su interior?
Dios quiso que el hombre fuera capaz de conocerle de nuevo, de amarle y de responderle. Entonces ideó un plan de salvación para que el hombre pudiera captar y entender su mensaje de amor.
El plan de salvación
La tarea de Dios no era nada fácil. Él mismo había dotado al hombre de libertad para que éste libremente lo amara. Y el hombre no mostraba ningún interés de volverse a “conectar a la red”, no abría el canal de comunicación, pues su “equipo receptor” estaba seriamente dañado por el pecado.
Él quería transmitir al hombre un gran mensaje, pero el hombre no estaba preparado para recibirlo en su totalidad. Entonces, Dios eligió un sistema pedagógico para poder comunicarse con el hombre. Lo haría poco a poco, en etapas, para que el hombre pudiera entenderlo.
Las etapas de la Revelación
Después de la Creación, en donde la comunicación era perfecta, y después del pecado, que la rompió por completo, Dios se empezó a comunicar con el hombre de forma gradual, mediante obras y palabras.
La primera etapa de la Revelación la encontramos en la alianza con Noé.
Cuenta la Biblia que de todo el género humano, el único justo y bueno era Noé. Era el único que quería estar en comunicación con Dios y, por tanto, el único con el que Dios podía establecer comunicación. A Noé, Dios le manifestó su amor por todos los hombres sin distinción de razas o naciones.
La segunda etapa la encontramos en Abraham, a quien Dios le prometió que sería padre de una gran multitud de naciones. Abraham no llegó a comprender en su totalidad la trescendencia del mensaje, pero le respondió a Dios con confianza y siguió fielmente las indicaciones que Él le dio. Abraham no comprendió todo, pero su historia y el mensaje que Dios le dio se quedaron escritos, y así, posteriormente la Iglesia pudo interpretarlo y entenderlo.
La tercera etapa se encuentra en la elección del pueblo de Israel. Dios lo salvó de la esclavitud en Egipto, hizo con él la alianza en el Sinaí, le entregó sus leyes y se manifestó como el único Dios verdadero, Padre providente y bueno.
A lo largo de la historia de Israel, Dios eligió a los profetas para transmitir su mensaje a los hombres y prepararlos para la plenitud de la Revelación. Los profetas ya hablaron de una redención radical, de una salvación universal.
La última etapa de la Revelación es la venida de Jesucristo a la tierra. La plenitud de los tiempos había llegado, es decir, el hombre ya estaba preparado, ya tenía el necesario para recibir el mensaje de Dios. Dios mismo se hizo hombre para hablarnos directamente y nos reveló todo lo que tenía que decirnos.
La Revelación quedó totalmente dicha con la vida, muerte y resurrección de Jesucristo. El plan de Dios para el hombre quedó completamente revelado, pero no explicado en su totalidad.
Dios no podía explicar todo, pues el hombre aún no estaba preparado para entenderlo, pero con la Revelación nos ha dejado los principios que se van interpretando y aplicando a las nuevas necesidades y a los nuevos interrogantes que surgen en el hombre en el transcurso de la historia.
http://es.catholic.net/conocetufe/425/906/articulo.php?id=2295
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Les envío un saludo y bendiciones para ustedes y sus familias.
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