Buen día alumnos y padres de familia, a través del presente les doy la mas cordial bienvenida a nuestro nuevo ciclo escolar 2016-2017 con la esperanza de que María Santísima los acompañe y Jesús Sumo y Eterno Sacerdote los colme de Bendiciones
Para mi es un placer encontrarme con ustedes y acompañarnos durante esté tiempo. Me pongo a sus ordenes para cualquier necesidad o duda que tengan.
Este ciclo que inicia nos encontraremos en comunicación a través de éste blog, en el cual se tratará de dar la información que nos concierne de manera semanal.
Esperamos su presencia y cualquier duda con confianza, pueden contactarme.
El día lunes 29 del presente, a las 19:30 hrs se realizará la junta informativa de sacramentos (Primera comunión y Confirmación) para los papás de niveles primaria, secundaria y preparatoria que estén interesados en inscribir a sus hijos. El personal del Centro de Formación en la fe los espera en los audiovisuales de primaria y secundaria.
Es para mi importante comentarles que este primer bimestre lo estaremos evaluando tomando en cuenta los siguientes aspectos:
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A los alumnos ya les fue explicado en que consistirá cada uno de estos rubros.
En la semana que estamos por iniciar les pido llevar para la primera sesión, los siguientes dibujos impresos por separado (recuerden que todo lo pegaremos en nuestro cuaderno) y cada uno en tamaño carta (pueden ser en hojas de reciclado)
Para la segunda sesión, deberán llevar impresa la siguiente lectura:
El
Catecismo de la Iglesia Católica
El Catecismo de la Iglesia
Católica (en latín Catechismus Catholicae Ecclesiae, representado como
"CCE" o “CEC” en las citas bibliográficas) es la exposición de la fe
de la Iglesia y de la doctrina católica.
Su objetivo: El prólogo dice:
“Este catecismo tiene por fin presentar una exposición orgánica y sintética de
los contenidos esenciales y fundamentales de la doctrina católica tanto sobre
la fe como sobre la moral, a la luz del Concilio Vaticano II y del conjunto de
la tradición de la Iglesia”. Un catecismo es un resumen de los contenidos
esenciales de la fe.
El catecismo busca transmitir la
fe eclesial, no opiniones de grupo. La “unidad en la fe” era y sigue siendo el
motivo apremiante para redactar el Catecismo. El Catecismo debe reforzar esta
unidad que no tiene nada que ver con una uniformidad incolora (Schönborn).
Es uno de los dos catecismos de
la Iglesia Universal que han sido redactados en toda la historia (el otro es el
del Concilio de Trento, siglo XVI), por lo que es considerado como la fuente
más confiable sobre aspectos doctrinales básicos de la Iglesia católica. La
redacción de este Catecismo, junto con la elaboración del nuevo Código de
Derecho Canónico representan los documentos más importantes frutos de la
renovación iniciada en el Concilio Vaticano II y que se han convertido en
textos referenciales sobre la Iglesia católica y documentos trascendentales
para la historia de la Iglesia contemporánea.
El Catecismo es un texto de
dominio público para la Iglesia Universal, es decir, es un documento que puede
ser consultado, citado y estudiado con plena libertad por todos los integrantes
de la Iglesia católica para aumentar el conocimiento con respecto a los
aspectos fundamentales de la fe. De la misma manera es el texto de referencia
oficial para la redacción de los catecismos católicos en todo el mundo.
El Catecismo de la Iglesia
Católica ha sido escrito “en orden a la aplicación del Concilio Vaticano II”,
pero la iniciativa de realizarlo no partió del concilio sino del Sínodo
extraordinario de los Obispos reunidos en 1985 para conmemorar el vigésimo
aniversario de la clausura del concilio.
José Manuel Estepa Llaurens, uno
de los participantes cuenta que, el 10 de julio de 1986, se creó una comisión
de doce Cardenales y Obispos, a quien competía decidir las líneas de trabajo y
aprobar los textos resultantes. Ellos abrieron la consulta a toda la Iglesia a
través de todos los obispos católicos y los institutos de teología y de
catequesis.
Una de las primeras cuestiones
que abordaron fue la de examinar quién debía escribir el libro; quizá éste fue
el problema inicialmente más difícil de resolver: "la decisión fundamental
se fijó rápidamente. El Catecismo no debía ser escrito por eruditos, sino por
pastores" (Ratzinger y Schönborn, Introducción al Catecismo de la Iglesia
Católica, Ciudad Nueva, 1994, p. 24).
En ese mismo otoño de 1986, ya
se estableció contacto con los seis obispos redactores, invitándoles a que cada
uno enviara sugerencias sobre el esquema temático y expresara de qué sector o
parte prefería ocuparse, de las tres partes en las que, en principio, se
estructuraría el texto. Cuando más tarde se decidió dedicar una parte del
Catecismo a la oración, se optó porque la redacción se encomendara al padre
Corbon, de Beirut (Líbano), decisión del Cardenal Ratzinger que agradó a todos.
La designación del Padre
Christoph Schönborn, dominico de la Universidad de Friburgo (Suiza), como
Secretario de redacción, transcurrido un año del trabajo, fue un formidable
acierto para avanzar en el camino. Ratzinger decía, repetidamente, que
"era más fácil dar el encargo de redactar el Catecismo -y aceptar el
encargoque cumplirlo".
El proyecto fue distribuido a
los episcopados de todo el mundo y a los Institutos de Ciencias Eclesiásticas,
que formularon más de 24,000 observaciones o enmiendas. Por eso se puede decir
que es fruto de una colaboración de todo el Episcopado de la Iglesia. Por eso
Juan Pablo II declaró que se puede decir que el Catecismo es fruto de toda la
colaboración del episcopado de la Iglesia católica.
Durante 6 años se estuvieron
revisando las aportaciones de la iglesia mundial, a la par que se iniciaban los
trabajos de redacción. Se realizaron nueve versiones del texto, incluyendo las
modificaciones de teólogos y expertos de todo el mundo. Durante 6 años se
estuvieron revisando las aportaciones de la iglesia mundial, a la par que se
iniciaban los trabajos de redacción. Se realizaron nueve versiones del texto,
incluyendo las modificaciones de teólogos y expertos de todo el mundo.
El 11 de octubre de 1992 se
publica en francés el Catecismo de la Iglesia católica como una exposición
oficial de las enseñanzas de la Iglesia. En 1993, una nueva comisión, liderada
por Ratzinger, se encargó de recibir las numerosas modificaciones recibidas de
todo el mundo de esta primera versión con el fin de redactar en latín el texto
definitivo, proyecto concluido con la publicación de la versión latina oficial
en 1997.
Hubo opositores, sobre todo
entre los teólogos, porque en la década de los setenta, "se difundió
cierta aversión a los contenidos permanentes y el antropocentrismo lo dominó
todo" (Ratzinger).
El Catecismo está dirigido a los
párrocos y laicos interesados. El Papa Benedicto XVI recomendó la lectura del
catecismo incluso a los Obispos y la recomienda a todos los laicos. No está
hecho para los niños; aunque se han hecho ediciones infantiles a partir del
catecismo original. Muchos creyentes quieren instruirse a sí mismos sobre la
doctrina de la Iglesia, ya que para ser cristiano hay que aprender a creer, hay
que aprender la manera cristiana de vivir el estilo cristiano de vida, hay que
poder orar como cristiano, y hay que familiarizarse con los misterios, con el culto
de la Iglesia.
El Catecismo tiene una
estructura formada por cuatro pilares: credo, sacramentos, moral y oración
(tomó este esquema del Catecismo Romano o Catecismo del Concilio de Trento).
Para ser cristiano hay que aprender a creer; hay que aprender la manera
cristiana de vivir, por sí decir, el estilo cristiano de vida; hay que poder
orar como cristiano y finalmente hay que familiarizarse con los misterios, con
el culto de la Iglesia. Llegar a ser “capaz para la liturgia” quiere decir aprender
a orar, y aprender a orar quiere decir aprender a vivir, incluye la cuestión
moral. Se presenta sucesivamente lo que la Iglesia cree, lo que celebra, lo que
vive, cómo ora. Estas cuatro partes forman un íntimo conjunto (J. Ratzinger).
A veces las personas plantean:
¿Qué fue lo que sucedió en el paraíso? ¿En qué consistió el pecado original? El
Catecismo lo explica maravillosamente cuando dice que el primer pecado
consistió en que “el hombre dejó morir en su corazón la confianza hacia su
creador” (n. 397). En este pecado “el hombre se prefirió a sí mismo en lugar de
Dios, y por ello despreció a Dios” (n. 398).
¿Son lo mismo los diez
Mandamientos que la “Ley”? No. La “Ley” de la que habla Pablo es la Torá ( Rm
13,8-10), que ha sido “cancelada” en la cruz; la instrucción moral del decálogo
mantiene su plena validez en el nuevo contexto vital de la gracia. El Catecismo
está marcado en su parte moral por el optimismo de los redimidos (Ratzinger en
el libro que escribe con Christoph Schönborn, p. 39).
El Evangelio dice que los
limpios de corazón verán a Dios (Mateo 5,8). ¿Quién es limpio de corazón? Los
“corazones limpios” designan a los que han ajustado su inteligencia y su
voluntad a las exigencias de la santidad de Dios, principalmente en tres
dominios: la caridad, la castidad o rectitud sexual, el amor de la verdad y la
ortodoxia de la fe. Existe un vínculo entre la pureza del corazón, la del
cuerpo y la de la fe” (n. 2518).
El Catecismo habla de una
“vocación universal a la oración”. ¿En qué consiste? Lee los números 2566 y
siguientes. Sobre las Ofensas a la dignidad del matrimonio lee los números 2387
y siguientes. ¿Y qué dice sobre los homosexuales? Lee los números 2357 a 2359.
Lo importante es entender con
mayor profundidad que Dios nos ama. Decía Chesterton que tantas cosas se
vuelven santas sólo con volverlas del revés. Creer en que Jesucristo es el Hijo
de Dios es darse cuenta de que es Él quien ha creído antes en cada uno de
nosotros. Quizás muchos que desprecian o se muestran indiferentes ante la
doctrina cristiana se asombrarían si percibieran el amor con que Cristo les
estima; pero esto es ya un don de Dios. Un don que otorgará, sin duda, a todo
aquél que lo busque sinceramente.
Me despido de ustedes por éste día, esperando que disfruten al lado de sus familias y amigos un lindo fin de semana.
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