Buen día estimados alumnos, les comento que para la clase del próximo lunes 27 de marzo deberán portar con material manual para la elaboración de una "agenda de amistad" como las que se muestran a continuación, en ella dedicarán una hoja a cada persona que aman o por la que sienten gran afecto en ella pondrán su foto o fotos de grandes momentos juntos, nombre y fecha de nacimiento, además de otros datos que comentaremos en clase. RECUERDA QUE TODO DEBE SER MANUAL Y ELABORADO EN CLASE, PUEDES USAR MATERIAL DE RECICLADO.
Agradezco su atención y el cumplimiento con sus materiales en tiempo y forma. Les envío saludos y bendiciones.
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¿QUÉ ES EL AMOR?
Para
realmente amar hay que conocer qué es el amor. En tanto descubramos su
profundidad, creceremos más en la capacidad de amar
Partimos de la importancia de la
familia como célula vital de la sociedad. Y la familia es una comunidad de amor,
pues es éste el motor vital de la misma. El amor, no en un sentido poético,
sino en una función unitiva y dinámica entre seres humanos. Si hay algo que
pueda explicar las acciones del hombre, su unión con otras personas, y por
consiguiente, todo el ciclo familiar que se inicia desde el matrimonio, ese
algo es el amor.
El
amor es el principio y fuente creadora, porque el hombre fue creado por amor y
para el amor. Todas las manifestaciones del ser humano hacen patente esta
tendencia: el amor es lo que identifica a la persona, la capacidad de amar es
exclusiva del ser humano. El vínculo entre las personas debe ser el amor, el
principio interior, la fuerza permanente y la meta última para vivir, crecer y
perfeccionarse.
Esta
podría parecer una postura ideal o muy utópica en los convulsionados tiempos en
los que vivimos; sin embargo es muy importante recordar también que aunque el
amor es el motor que impulsa la unión del hombre y la mujer en el matrimonio, y
por ende, el nacimiento de una familia, es la voluntad, el mutuo consentimiento
del varón y mujer, sobre lo que se funda el matrimonio, estableciendo un
vínculo. Para realmente amar hay que conocer qué es el amor. En tanto
descubramos su profundidad, creceremos más en la capacidad de amar.
EL
AMOR ES LA DINÁMICA ESENCIAL DEL SER HUMANO.
Es
dinámica, pues abarca diferentes etapas, se expresa en todos los ámbitos de la
personalidad humana y a lo largo de toda nuestra vida. Es esencial, pues
constituye el principio, la idea por la cual el hombre fue creado y el fin para
el cual existe. Esta será la actividad del hombre por toda la eternidad (“Ahora
están presentes la fe y la esperanza, pero al final sólo existirá el amor”). El
amor es la única razón que justifica la existencia de todos y cada uno. El
universo entero se creó por amor. El amor es el acto supremo de la libertad, la
actividad reciamente humana por la que una persona elige y realiza el bien del
otro.
REQUISITOS
PARA EL AMOR AUTENTICO:
1. Querer
amar, como un acto de voluntad humana. No por conveniencia o porque me gusta,
me apetece o me interesa.
2. Buscar el bien de la otra persona, lo que la hace feliz y la perfecciona.
Buscar el bien del otro precisamente en cuanto al otro, no por mí, sino desde
mí para el otro, tal cómo es.
ELEMENTOS
QUE SE DAN EN EL AMOR:
a) Corroborar
en el ser. Es el principio de todo amor de
amistad, del amor verdadero. El amor tiene la virtud de “hacer real” a la
persona que amamos, no nos es indiferente, nos importa por encima de todas las
cosas; es más, su realidad llega a ser nuestra propia realidad. (“Deseo con
todas las fuerzas de mi alma que existas”. “¡Qué maravilla que hayas sido
creado!”).
b) Deseo
de plenitud. El amor no sólo aspira a que el ser
querido viva, sino que viva bien, que llegue a su plenitud, que alcance su
perfección, lo cual corresponde exactamente a uno de los fines del amor
conyugal. ¡Qué compromiso tan grande, como pareja, el lograrlo!. Únicamente el
amor nos hace capaces de penetrar en una persona, admirar la grandeza y los
matices que encierra, y potenciarlos por el amor. ¿No es esto lo que hacemos
con ese bebé que se nos da en el hospital, incluso desde que sabemos que viene
en camino? Qué bueno sería pensar lo mismo para nuestra pareja, anticipando un
proyecto de perfeccionarnos para todo lo espléndido que podemos llegar a ser.
(“No sabrás todo lo que valgo hasta que no pueda ser, junto a ti, todo lo que
soy “, es decir, “te quiero por lo que eres y por lo que llegarás a ser”).Esto
incluye amarlo con sus defectos, poniendo los medios para que las imperfecciones
vayan siendo superadas.
Amar
significa admiración, crecimiento para no decepcionar las esperanzas que otro
puso en mí, desde su amor. ¿Cómo? Saliendo de mi propio apego, sin absorber al
otro, evitando dominar.
c) Entrega.
Es la culminación del amor; el que
verdaderamente ama se da en la donación total de sí mismo con y desde nuestro
propio ser. Esto implica superar nuestros propios instintos y conquistar así la
propia plenitud como persona. El hombre es la única criatura que Dios ha amado por
sí misma y no puede encontrar su propia plenitud sino en la entrega de sí mismo
a los demás.
El
egoísta es incapaz de amar. La madurez afectiva amplía la capacidad de amar, de
salir del “vivir para mí” y alcanzar un “vivir para ti”. Dicho de otra manera,
“la primacía de ti, no para mí, sino en cuanto a ti”. (“Cuando te conocí, se
realizó un proceso intelectual de fuera, hacia dentro de mí. Hoy te amo y ese
amor sale de dentro”).
LA
RECIPROCIDAD EN EL AMOR
Lo
primero que siente quien ama que es la aprobación de sí mismo. Sabe que es
alguien que tiene una misión insustituible y lo mismo pasa con el que se sabe
querido, ya que comprueba que existe, que su existencia no es vana. (“Tu me
haces ser, te necesito para ser yo”).
Requerimos
de las personas para que refrenden nuestra existencia. Al sentirme amado, soy
capaz de dar vida a mis capacidades. Empujado por el amor del que me quiere,
lograré ser quien soy. (“Por esto te quiero y necesito ser amado”). En este
instante entra en juego la libertad para corresponder o no al amor, y aceptar
las exigencias de sentirse querido.
NECESIDAD
DE CORRESPONDENCIA
No
está pues, en la condición del ser humano, amar sin desear ser amado. El amor
es cosa de dos, sólo así se establece un equilibrio. El que ama merece la
correspondencia del otro, porque generosamente se dona y porque al mismo
tiempo, se vuelve necesitado del otro.
¿Cómo
compaginar el amor desinteresado con la idea de ser correspondido?. Cuando
buscamos que el otro nos ame, buscamos su plenitud, que desarrolle su capacidad
de amar y, por lo tanto, su bien y su perfeccionamiento. Sólo se llega a la
plenitud, cuando se da y se recibe en ambas direcciones. (“Donde no hay amor,
pon amor y recibirás amor”).
FUERZA
UNITIVA DEL AMOR
El
amor genuino lleva a la unidad con el ser querido, en todos los campos, físico
afectivo y espiritual. Aún siendo completamente diferentes, somos
complementarios. “Somos uno y busco tu bien como el mío; lo que te sucede me
afecta, como si me hubiese ocurrido a mí”. Dos se funden en uno, conservando su
propia identidad. “Este es el síntoma supremo del amor: estar al lado del otro,
en un contacto y proximidad profundos”. (Ortega y Gasset)
ESTABILIDAD
AFECTIVA Y EMOCIONAL DE LA PAREJA
El
amor afecta toda nuestra dinámica física, psíquica y espiritual. Es decir,
compromete todo nuestro ser, cuerpo y alma.
Analicemos, entonces dos puntos:
1. Cómo
se constituye el amor en la pareja.
2. Qué
fundamentos tenemos que trabajar.
1. Cómo
se constituye el amor en la pareja.
Dice
Paul E. Charbonneau en su libro “Curso de Preparación para el Matrimonio” que
inicialmente una pareja se atrae, existe cierto interés y que por supuesto un
sentimiento inicial por el otro, parte del querer al otro. Pero que existen
muchos factores que van a formar parte del cimiento sobre el que se construya
esta pareja, de su estructura interior, factores inherentes a nuestra propia
existencia tales como:
A) Dos
Psicologías. El matrimonio es la unión de
estas dos psicologías. Hombres y mujeres tenemos dos maneras diferentes de
sentir, de actuar, de reaccionar, pero además cada uno tiene su propio
temperamento, su propio carácter. Armonizar las psicologías de ambos requiere
de todo nuestro esfuerzo, nuestra atención para entender al otro, de nuestra
empatía, pero además de una constante comunicación.
B) Dos
Personalidades. Mi carácter se refuerza con el
tiempo, con la educación que recibí y con las circunstancias por las que pasa.
Normalmente no existe un proyecto consciente de educación en el dominio de
sentimientos, uso de la inteligencia o ejercicio de nuestra voluntad.
C) Dos
Egoísmos. Me caso para ser feliz o para
hacerte feliz. Miremos un poco hacia atrás, los últimos cinco años antes de
nuestro matrimonio en los que se da una progresiva independencia. Los hombres
empiezan a trabajar, a no ser dependientes económicamente, a establecer sus
propios horarios, rutinas, amistades y prioridades, y lo mismo pasa con las
mujeres, su tiempo es menos restringido, sus horarios, sus amistades, ya no
pide permiso, y en el mejor de los casos, avisa dónde estará; tiene cierta
independencia económica, de gustos, elige su look personal, sin influencia de
nadie. En resumen empieza a ser independiente.
Y qué
sucede al casarnos: existe una restricción de horarios, de actividades, incluso
de amistades o relaciones familiares. Es como un tráiler que va cuesta abajo a
toda velocidad e intenta frenar, la inercia opone resistencia.
D) Dos
Educaciones diferentes que conviven.
Si
nuestra relación se basa exclusivamente en ese sentimiento inicial, de dos
estructuras que coinciden, no va a resistir. ¿Por qué?
1. Puede empezar un proceso de enfrentamiento que nos lleva a tomar una
distancia (Charbonneau, lo llama “el abismo disfrazado”); esta distancia nos
lleva a una total divergencia, cada cual tiene su vida, sus gustos, sus propias
actividades. Nos duele al principio, pero a todo nos acostumbramos, incluso le
tomamos gusto.
2. La soledad compartida. Si las circunstancias de vida son divergentes, si de
las 24 hrs. del día, pasamos de 12 a 15 horas solos, nos va a costar establecer
una relación humana real con nuestra pareja. El hombre por un lado está
acostumbrado a tratar relaciones mercantiles, transaccionales, proyectando una
relación más de “función” con la pareja, sin llegar a la esencia de la persona.
La mujer por su lado, vive en un mundo de niños, sus diálogos son en este
sentido, con niños y en el mejor de los casos, con las amigas sobre niños y de
algún otro tema poco trascendente. Su desarrollo mental en la etapa de crianza
se encuentra en estado latente, frenado por sus propias circunstancias. Cuántas
veces tenemos la necesidad de hablar con adultos de lo que pasa en el mundo sin
que ello aporte en muchas ocasiones oportunidades para un verdadero desarrollo
personal. Se vuelve una relación marcada por la superficialidad. No hay un
diálogo real, o la televisión suple este estar y platicar contigo.
2. Qué
fundamentos tenemos que trabajar.
Vimos
que la estructura personal y vital es complicada. ¿Cómo salir de ello?. Nuestro
compromiso debe ser real, libre, que genere esperanza, exigencia, sacrificio,
alegría y finalmente paz y para ello hay que preguntarnos, ¿qué es entonces el
amor?
El amor va más allá de un “me gustas, siento lindo a tu lado, me atraes, te
deseo”. En mí debe existir la decisión de poner mi vida en tu vida para ser una
sola cosa, sacrificando lo necesario. El amor no necesariamente implica placer,
que lo digan si no las mamás que despiertan 3 o 4 veces por la noche a dar de
comer o cuidar a un hijo enfermo, no podemos hablar de que sea un gozo que nos
produzca placer inmediato, sin embargo, lo hacemos por amor y a la larga este
produce muchas satisfacciones.
Eso,
aunado al tipo de “amor” que nos ofrecen lo medios, ya no digamos de felicidad
cimentada en el placer, sino también en lo modelos físicos que se nos
presentan, belleza física de él y ella que generan expectativas en el
inconsciente, el músculo marcado, el pelo precioso, la figura perfecta, no son
el amor.
Dónde
esta entonces la base del amor, ¿qué significa el “te quiero”?. El amor es una
decisión, es un acto de voluntad, lo que podemos llamar Ley de la Convergencia:
para salvar el amor es necesario que la pareja se imponga por encima de las
divergencias, que se vuelvan uno al otro, aceptar la unidad, rechazando el
alejamiento.
Porque cada momento de nuestra vida es una decisión. Elegir es renunciar. Qué
prefiero, clavarme en el trabajo o salir temprano para ver a mi familia. Salir
con mis amigos o dedicarle esta noche a mi esposa. Llegar a ver la televisión o
sentarnos a platicar.
El
cómo estableces el amor, dónde y cómo lo manejas, éstas deberían ser las
interrogantes que nos hiciéramos día a día y la respuesta se encuentra en
nuestra propia esencia. El ser humano tiene tres dimensiones: física,
psicológica y espiritual.
Una
relación no puede cimentarse en lo físico, el físico se deteriora, esto es
obvio, pero también lo psicológico empieza a fracturarse, disminuye la
tolerancia hacia esos “pequeños defectos” y hábitos. Los conflictos van dejando
pequeños surcos en nuestra afectividad. Entonces podemos decir que la esencia
radica en esa dimensión espiritual.
Para
permanecer para siempre, el cimiento de nuestra familia se debe encontrar en
esa estructura espiritual que se manifiesta en la afectividad, en nuestra
sexualidad, en la formación de nuestros hijos.
Es el
cimiento, el espiritual, el que sostendrá el edificio que estamos construyendo
hoy en nuestra familia. Una vez puesta la cimentación podremos construir
habitaciones, decorarlas, planear ventanas que dejen entrar la luz y que nos
dejen ver al exterior, puertas para recibir y para salir de nosotros a los
demás.
http://es.catholic.net/op/articulos/4064/cat/275/que-es-el-amor.html